viernes, 10 de diciembre de 2010

Nuestra Señora de Loreto


Nuestra Señora de LoretoLa Santa Casa de Loreto es la misma casa de Nazaret que visitó el Arcángel Gabriel en la Anunciación a la Santísima Virgen María. Es allí donde el Verbo se hizo Carne y habitó entre nosotros. Allí también vivió la Sagrada Familia a su regreso de Egipto y donde Jesús pasó 30 de sus 33 años junto a La Virgen y San José.

Pronto La Santa Casa se convirtió en lugar de reunión para la celebración de la Santa Misa de los primeros Cristianos. Podemos imaginarnos con qué amor y veneración cuidaban este Santo Lugar.

Actualmente la Santa Casa está situada dentro de la Basílica que para ella se construyó en Loreto, Italia. Dentro de la casa de Loreto se venera la pequeña estatua de La Virgen de Loreto. La Santa Casa en Nazaret tenía dos partes: una parte era una pequeña gruta y la segunda parte una pequeña estructura de ladrillos que se extendía desde la entrada de la gruta. La estructura de ladrillos no tenía sino tres paredes, ya que un lado pegaba con la pared de la gruta.

¿Cómo llegó la casa de Nazaret a Loreto, Italia? Hay varias tradiciones. Una de ellas habla de ángeles que transportaron la casa por los aires. Pero hay documentos que parecen indicar que el responsable del traslado es un comerciante llamado Nicéforo Angelo del siglo XIII. Quizás su apellido inspiró la idea del traslado por medio de ángeles. En todo caso, tan extraordinaria empresa, sin duda, tuvo la protección y guía del cielo. Ya lo había dicho el ángel a la Virgen en esa misma casa: "Para Dios nada es imposible".

Tratan de destruir la Santa Casa

La casa de Loreto es sagrada en virtud de quienes en ella habitaron. Muchos consideran la Santa Casa de Loreto como uno de los lugares más sagrados del mundo y Dios no quiso que esta casa fuese profanada o destruida, sino preservada para siempre. El demonio, los hombres, y el mundo usualmente van contra todo lo que Dios quiere y con esta bendita casa no fue diferente. En 1291, los Sarracenos conquistaban la Tierra Santa. Quisieron acabar con toda la historia del cristianismo y la mejor forma para ellos era destruyendo todos los lugares sagrados. Pensaban que eliminando todos los signos visibles del cristianismo, apagarían el amor y la devoción.

Fueron en busca de cada lugar venerado por su asociación con la vida de Cristo. Cuando llegaron a las proximidades de Nazaret, La Santa Casa no tenía defensa humana. Esta era bien conocida, porque los cristianos desde el tiempo de los Apóstoles la tenían con gran reverencia y celebraban allí la Santa Misa. Los enemigos se decían: "Nunca más los cristianos celebrarán aquí la Anunciación"

La Basílica construida sobre la Santa Casa ya había sido destruida dos veces antes. La primera vez fue en 1090 A.D. Sin embargo, la casa quedaba intacta. Los cruzados reconstruyeron la Basílica, pero en 1263 fue destruida de nuevo. Una vez más la Santa Casa fue protegida. Esta vez los cruzados no pudieron reconstruir la Basílica y la Santa Casa se quedó sin protección.

La tradición del traslado Angelical

Según esta tradición, en 1291, cuando los cruzados perdían control sobre la Tierra Santa, Nuestro Señor decidió enviar a los ángeles a proteger su Santa Casa y les dio el mandato de que movieran la casa a un lugar seguro. Llévense la Santa Casa a un lugar seguro, lejos del odio de mis enemigos de esta tierra donde nací. Elévenla sobre los aires, donde no la puedan alcanzar. Que no la vean.

El 12 de mayo de 1291 los ángeles trasladaron la casa hasta un pequeño poblado llamado Tersatto, en Croacia. Muy temprano en la mañana la descubrieron los vecinos y se asombraron al ver esta Casa sin cimiento y no se explicaban cómo llegó ahí. Se adentraron y vieron un altar de piedra. En el altar había una estatua de cedro de la Virgen María, que tenía al niño Jesús en sus brazos. El niño Jesús tenía sus dos dedos de la mano derecha extendido como bendiciendo. Con su mano izquierda sostenía una esfera de oro representando al mundo. Ambos estaban vestidos como con unas batas y tenían coronas de oro.

Unos días más tarde, la Virgen María se le apareció a un sacerdote de ese lugar y le explicó de dónde venía la casa. Ella dijo: "Debes saber que la casa que recientemente fue traída a tu tierra es la misma casa en la cual yo nací y crecí. Aquí, en la Anunciación del Arcángel Gabriel, yo concebí al Creador de todas las cosas. Aquí, el Verbo se hizo carne. El altar que fue trasladado con la casa fue consagrado por Pedro, el Príncipe de los Apóstoles. Esta casa ha venido de Nazaret a tu tierra por el poder de Dios, para el cual nada es imposible.

Ahora, para que tú puedas dar testimonio de todo esto, sé sanado. Tu curación inesperada y repentina confirmará la verdad que yo te he declarado hoy." El sacerdote, que había estado enfermo por mucho tiempo, se sanó inmediatamente y anunció al pueblo el milagro que había ocurrido. Comenzaron las peregrinaciones a la Santa Casa. Los residentes de este pequeño pueblo construyeron sobre la Santa Casa un edificio sencillo para protegerla de los elementos de la naturaleza. Pero la alegría de los croatas duró poco tiempo. Después de tres años y cinco meses de estar la casa en este poblado, en la noche del 10 de diciembre, de 1294, la casa desapareció de Tersatto para nunca más volver.

Un residente devoto de Tersatto construyó una pequeña iglesia en el lugar donde estuvo la casa, una réplica de esta. Y puso la siguiente inscripción: ¨La Santa Casa de la Virgen María vino de Nazaret el 10 de diciembre de 1291 y estuvo hasta el 10 de diciembre de 1294.¨La gente de Croacia continuó venerando a Nuestra Señora en la réplica de la Santa Casa. Fue tanta su devoción, que el Papa Urbano V envió a la gente de Tersatto una imagen de Nuestra Señora en 1367. Esta imagen se cree fue esculpida por San Lucas.

La Santa Casa es llevada a Italia

El 10 de diciembre de 1294, unos pastores de la región de Loreto en Italia reportaron que habían visto una casa volando sobre el mar, sostenida por ángeles. Había un ángel vestido con una capa roja (San Miguel) que dirigía a los otros y la Virgen María con el Niño Jesús estaban sentados sobre la casa. Los ángeles bajaron la casa en un lugar llamado Banderuola.

Muchos llegaban a visitar esta santa casa, pero también habían algunos que llegaban para asaltar a los peregrinos. Por esta razón las personas dejaron de llegar y la casa nuevamente fue trasladada por los ángeles a un cerro en medio de una finca. La Santa Casa no se quedaría aquí por mucho tiempo. La finca era de dos hermanos que comenzaron a discutir sobre quién era el dueño de la casa. Por tercera vez la casa es trasladada a otro cerro y la colocaron en el medio del camino. Ese es el lugar que ha ocupado ya por 700 años.

Los habitantes de Recanati y Loreto verdaderamente no sabían la historia de la Santa Casa, solo sabían de los milagros que se acontecían ahí. Dos años más tarde, la Virgen María se le apareció a un ermitaño llamado Pablo y le contó el origen y la historia de la Santa Casa: “Se mantuvo en la ciudad de Nazaret hasta que por el permiso de Dios, aquellos que honraban esta casa fueron expulsados por los enemigos. Ya que no se le honraba y estaba en peligro de ser profanada, mi Hijo quiso trasladarla de Nazaret a Yugoslavia y de ahí hasta tu tierra”. Pablo entonces se lo contó a las personas del pueblo y comenzaron a hacer gestiones para verificar la autenticidad de la casa. Fueron primero a Tersatto y luego a Nazaret.

Investigaciones de los expertos

Los expertos asignados a este proyecto fueron a Tersatto. Ahí les verificaron que las paredes eran de color rojizo y cerca de 16¨ de ancho. Descubrieron también que la replica medía exactamente igual que la de Loreto, 31 ¼ pies de largo por 13 pies y 4 pulgadas de ancho por 28 pies de alto. Tenía una sola puerta de 7 pies de alto y 4 1/2 de ancho. Tenía también una ventana. Todas las descripciones, incluso las de los elementos interiores y las estatuas, coincidían.

En Nazaret: descubrieron que de verdad era la casa de la Virgen. Las medidas de la fundación eran exactas a las de Loreto y la maqueta construida en Tersatto. Después de 6 meses regresaron a Loreto y declararon la autenticidad de la Santa Casa. Años más tarde, encontraron monedas debajo de la casa, no solo del área de Nazaret, sino que del período en que la casa estuvo en Nazaret. Las piedras y la tierra utilizada para el relleno de la casa era idéntica a las que se usaban en Nazaret en ese tiempo y civilización. La casa no tiene cimientos, ya que estos se quedaron en Nazaret.

Anécdotas de la Santa Casa de Loreto

Llegó un tiempo en que muchos peregrinos iban a este santuario y el Papa Clemente VII mandó que se cerrara la puerta original y se construyeran tres puertas, ya que solo había un puerta y las personas se peleaban para entrar y salir. Solo había un problema y era que nadie le había pedido permiso a la Virgen María para las alteraciones. Cuando el arquitecto cogió su martillo para comenzar, su mano se marchitó y comenzó a temblar. Enseguida se fue de Loreto y nadie más quiso hacer el trabajo. Tiempo después un clérigo llamado Ventura Barino aceptó hacer el trabajo, pero primero se arrodilló y rezó a la Virgen. Este le dijo que no era su culpa, sino la orden del Papa, que si ella estaba enojada que lo tomara contra el Papa y no contra él¨. El clérigo pudo completar el trabajo. Las personas de Loreto también decidieron proteger la Santa Casa poniéndole una pared de ladrillo, pero después que terminaron con la pared, la pared se separó de la casa. Por eso hay un espacio entre la Santa Casa y la pared que fue construida.

Devolverle a la Virgen lo que es de Ella

Una historia relata que el Obispo de Portugal visitó la Santa Casa y quiso llevarse una piedra para construir una Iglesia en honor a la Virgen de Loreto. El Papa le dio permiso y el Obispo mandó a su secretario a sacar la piedra y llevársela. El Obispo se enfermó de repente y cuando llegó su secretario casi estaba muerto. El Obispo les pidió a algunas hermanas religiosas que rezaran por él y algunos días después recibió este mensaje: "Nuestra Señora dice, si el Obispo desea recuperarse, debe devolver a la Virgen lo que él se ha llevado". El secretario y el Obispo se asombraron de esto, pues nadie sabía lo de la piedra de la Santa Casa. El secretario se fue inmediatamente de regreso a Loreto con la piedra y cuando llegó, el Obispo estaba completamente sanado. Por esta razón, durante los siglos, los Papas han prohibido, bajo amenaza de excomunión, la extracción de cualquier parte de la Santa Casa.

Un Lugar Sagrado

La Santa Casa es considerada entre los lugares más sagrados del mundo. Antes de que la Santa Casa fuese trasladada, San Francisco de Asís había profetizado que un día Loreto se iba a llamar el lugar más sagrado del mundo y que por ello debían abrir una casa allí.

Muchos santos, beatos y Papas han visitado esta casa. Entre ellos: San Francisco de Sales: hizo sus votos de celibato en la Santa Casa; Santa Teresa de Lisieux: antes de ir a pedir permiso al Papa para entrar al Carmelo a la edad de 15 años, visitó la Santa Casa; San Maximiliano Kolbe: en su regreso a la ciudad de la Inmaculada, poco antes de ser llevado al campo de concentración; y muchísimos otros santos.

El Papa Juan XXIII fue el día antes de convocar el Concilio Vaticano II y pidió a la Virgen de Loreto la protección del Concilio. Juan Pablo II ha visitado muchas veces la Casa de Loreto y ha tenido allí convenciones de jóvenes y familias.

Muchos peregrinos van cada año a visitar a la Santa Casa. A visitar el lugar donde la Sagrada Familia vivió y a recibir las gracias que Dios les quiere dar. Es una tradición rezar de rodillas el Santo Rosario alrededor de la Casa. Es un rosario penitencial pidiendo la intercesión poderosa de la Stma. Virgen. Procesiones con velas del Santísimo Sacramento forman parte de las celebraciones en la Basílica de la Santa Casa de Loreto.

La imagen de Nuestra Sra. de Loreto, se encuentra en el interior de la Casa, tiene una la túnica tradicional decorativa. El color oscuro de la imagen representa a la estatua original de madera, que con los siglos se oscureció con el hollín de las lámparas del aceite que se usaba en la capilla. En 1921 se destruyó la estatua original en un incendio, y otra similar fue colocada en el lugar.

 

Santa Localidad de toledo

Leocadia de Toledo, SantaProcedente de las Galias, entra el gobernador Daciano dejando un rastro de sangre cristiana por donde pasa. Los primeros años pacíficos y benevolentes del emperador Diocleciano han quedado atrás. Parece ser que el césar Galerio ha movido los ánimos de la tetrarquía gobernante contra todo lo que lleva el nombre de cristiano. Girona, Barcelona, Zaragoza, Alcalá, Toledo, Ávila y Mérida presentan cada una su lista de nombres conocidos y venerados que, por el mismo tiempo, dieron sus vidas con entereza.

En su libro De las coronas, el Peristephanon, dejará Prudencio su testimonio escrito del siglo IV sobre los hechos martiriales en arte pindárico. Entre ellos, el encantador relato del martirio de Santa Leocadia.

En Toledo la joven Leocadia, casi niña, fue llevada al tribunal del gobernador. Dulce, fuerte y enamorada de su Señor, resiste primero las halagüeñas proposiciones del regalante y luego las amenazas del duro tirano. Puesta en cárcel en condiciones infrahumanas muere, sin derramar sangre, el 9 de diciembre del 303 o del 304. Así supo ser fiel.

Junto a su tumba, en el cementerio local, en la vega del Tajo, se comienza a desarrollar el culto martirial. La basílica romana del siglo IV es mejorada a comienzos del VII por el rey Sisebuto, siglo en el que el culto a la santa vive su esplendor. Pronto, arzobispos —incluido san Ildefonso— ponen propias tumbas junto a su tumba y concilios toledanos se celebran bajo la cercana protección.

Las reliquias de la santa patrona toledana han soportado desde mediados del siglo VIII un largo peregrinaje. Muchos y no siempre triunfales han sido los traslados hasta su reposición en la catedral, a hombros también de Felipe II, en el siglo XVI. Hoy reposan en arca de plata fabricada por el platero Merino en El Ochavo de la catedral.

Niña inocente Leocadia, enséñanos a los sesudos, sabios, prudentes, sensatos, viejos, juiciosos y muy experimentados de la vida donde está la Verdad y qué hay que hacer para tenerla.
 

La Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María

La Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen MaríaMartirologio Romano: Solemnidad de la Concepción Inmaculada de la bienaventurada Virgen María, que, realmente llena de gracia y bendita entre las mujeres, en previsión del nacimiento y de la muerte salvífica del Hijo de Dios, desde el mismo primer instante de su Concepción fue preservada de toda culpa original, por singular privilegio de Dios. En este mismo día fue definida, por el papa Pío IX, como verdad dogmática recibida por antigua tradición (1854).

Todo lo que se refiere a la Santísima Virgen María es un maravilloso misterio. Como la primera y más importante de las prerrogativas suyas es su condición de ser Madre de Dios, todo lo que deriva de ello-el caso de ser Inmaculada, por ejemplo- es una consecuencia de su especialísima, impar e irrepetible situación en medio de los hombres.

De hecho, en un tiempo concreto, justo en 1854, el papa Pío IX, de modo solemne y con todo el peso de su autoridad suprema recibida de Jesucristo, afirmó que pertenecía a la fe de la Iglesia Católica que María fue concebida sin pecado original. Lo hizo mediante la bula definitoria Ineffabilis Deus donde se declaraba esa verdad como dogma de fe.

Poco a poco fue descubriéndolo en el andar del tiempo y atendiendo a los progresos de la investigación teológica, al mejor conocimiento de las ciencias escriturísticas, a lo que era realidad viva en el espíritu y vida de los católicos y después de consultado el sentir del episcopado universal.

No es en ningún momento un gesto debido al capricho de los hombres ni a presiones ambientales o conveniencias económicas, políticas o sociales por las que suelen regirse las conductas de los hombres. No; es más bien la fase terminal y vinculante de un largo y complejo proceso en que se va desarrollando desde lo más explicito y directo hasta lo implícito o escondido y siempre al soplo del Espíritu Santo que asiste a la Iglesia por la promesa de Cristo. Por tanto, la definición dogmática no es la creación de una verdad nueva hasta entonces inexistente, sino la confirmación por parte de la autoridad competente de que el dato corresponde al conjunto de la Revelación sobrenatural. Por eso, al ser irreformable ya en adelante, asegura de manera inequívoca las conciencias de los fieles que al profesarla no se equivocan en su asentimiento, sino que están conforme a la verdad.

El libro del Génesis, la Anunciación de Gabriel trasmitida en el tercer evangelio, Belén donde nace el único y universal Redentor, El Calvario que es Redención doliente y el sepulcro vacío como triunfante se hacen unidad para la Inmaculada Concepción.

Los Santos Padres y los teólogos profundizaron en el significado de las palabras pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya reveladas y en los hechos; relacionaron las promesas primeras sobre un futuro Salvador, descendencia de la mujer, que vencería en plenitud al Maligno con aquellas palabras lucanas llena de gracia salidas del ángel Gabriel. Compararon a la Eva, madre primera de humanidad pecadora y necesitada de redención, con María, madre del redentor y de humanidad nueva y redimida. Pensaron en la redención universal y no podían entender que alguien -María- no la necesitara por no tener pecado. Con los datos revelados en la mano se estrujaron sus cabezas para entender la verdad universal del pecado original transmitido a todo humano por generación. Jugaron con las palabras Eva -genesíaca-, y Ave -neotestamentaria-, ambas del único texto sagrado, viendo en el juego maternidad analógica por lo común y lo dispar. Vinieron otros y otros más hablando de la dignidad de María imposible de superar; el mismo pueblo fiel enamorado profesaba la conveniencia en Ella de inmunidad, pero aún quedaban flecos sin atar. Salió algún teólogo geniudo diciendo ¡imposible! y otro sutil, que hilaba muy fino, afirmó que mejor es prevenir que curar la enfermedad para afirmar que la redención sí era universal y María la mejor redimida.

Solucionadas las aparentes contradicciones de los datos revelados que ataban todos los cabos sueltos y 
comprendido cuanto se puede entender en la proximidad del misterio, sólo quedaba dar la razón de modo solemne a la firme convicción de fieles y pastores en el pueblo de Dios que intuía, bajo el sereno soplo del Espíritu, que por un singular privilegio la omnipotencia, sabiduría y bondad infinitas de Dios habría aplicado, sin saber cómo, los inagotables méritos del Hijo Redentor a su Santísima Madre, haciéndola tan inocente desde el primer instante de su concepción, como lo fue después y para siempre, por haberla amado más que a ninguna otra criatura y ser ello lo más digno por ser la más bella de todo lo que creó. Así lo hizo, aquel 8 de diciembre, el papa Pío IX cuando clarificó para siempre el significado completo de llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.

Mientras los teólogos estudiaban y discutían todos los pormenores, los artistas les tomaron la delantera, sobre todo los españoles Murillo, Ribera, Zurbarán, Valdés Leal y otros; también no españoles como Rubens o Tiepolo. Ponían en sus impresionantes lienzos a la Inmaculada con túnica blanca y manto azul, coronada de doce estrellas, que pisaba con total potestad y triunfo la media luna y la humillada serpiente.

San Ambrioso

Ambrosio, Santo
El joven prefecto de Liguria y de Emilia, Ambrosio, nació en Tréveris hacia el año 340 de una familia romana. Todavía era catecúmeno, cuando por aclamación del pueblo fue elegido a la sede episcopal de Milán, el 7 de diciembre del 374. En cuestión de religión cristiana tenía que aprender casi todo, y se dedicó sobre todo al estudio de la Biblia con tanto empeño que pronto la aprendió a fondo. Pero Ambrosio no era un intelectual puro; era sobre todo un óptimo administrador de su comunidad cristiana. Fue un verdadero padre espiritual de los jovencitos emperadores Graciano y Valentiniano II y del temible Teodosio I, a quien no dudó en reprochar duramente, exigiéndole una penitencia pública como expiación por haber hecho asesinar al pueblo de Tesalónica para acabar con una revuelta. Ambrosio es el símbolo de la Iglesia que renace después de los duros años del ocultamiento y de las persecuciones. Por medio de él la Iglesia de Roma trató sin nada de servilismos con el poder político.

Sus cualidades personales fueron las que le atrajeron la devota atención de todos. La actividad cotidiana de Ambrosio estaba dedicada a la dirección de su propia comunidad, y cumplía sus compromisos pastorales predicando a su pueblo más de una homilía semanal. San Agustín, quien fue un asiduo oyente de los sermones de San Ambrosio, nos cuenta en sus Confesiones que el prestigio de la elocuencia del obispo de Milán era muy grande y muy eficaz el tono de este apóstol de la amistad.

Sus libros publicados que han llegado hasta nosotros son las rápidas transcripciones y reutilizaciones de sus discursos, poco o nada revisados. Sus famosos Comentarios exegéticos, antes de ser reunidos en volúmenes, habían sido predicados a la comunidad cristiana de Milán. En ellos se nota el tono familiar del pastor que se dirige con amable sencillez a sus fieles. En ellos se siente palpitar el corazón de un gran obispo, que logra suscitar conmovedora emoción en sus oyentes con argumentos llenos de emotividad y de interés. Como buen pastor le gusta enseñar cantos litúrgicos a su pueblo. Por eso compuso un buen número de himnos, algunos son todavía familiares en la liturgia ambrosiana. Fue él quien introdujo en occidente el canto alternado de los salmos.

Entre sus escritos que no tienen relación directa con su predicación, recordamos el De officiis ministrorum, porque, recalcando el conocido texto ciceroniano y acogiendo todos sus elementos, demuestra que el cristianismo puede asimilar sin peligro de alterar el significado de la buena noticia esos valores morales naturales que el mundo pagano y romano en particular supo expresar. Ambrosio murió en Milán el 4 de abril del 397.

lunes, 6 de diciembre de 2010

San Pedro Pascual

Nació en Valencia, España, en ese momento en poder de los musulmanes, hacia el año 1227.

Los moros dominaban todavía la ciudad con sus intransigencias religiosas y con los sufrimientos que les infligían a los cristianos.

El supo y buscó información acerca de cómo vivían los esclavos creyentes en Cristo.

Influenció a sus padres – que tenían dinero – para que rescataran a muchos.

Y justamente, uno de estos rescatados se convirtió en su preceptor.

Después de la reconquista cristiana, Pedro se fue a la universidad de París a seguir sus estudios.

A sus 29 años se doctoró y llegó a ser profesor del afanado centro. Llevado por el amor a Dios y a las tristes condiciones en que vivían los cristianos apresados por lo moros, pensó que su vocación estaba en hacerse sacerdote de la Orden de la Merced.

El fin de esta Orden era rescatar a los cautivos.
Con el tiempo lo eligieron obispo de Jaén, que estaba también bajo la dominación mora.

Apenas entró en la diócesis, comenzó por visitar a tofos sus fieles.

Era un predicador elocuente y contundente contra lo que hacían los invasores.

Llevado a la cárcel, desde ella siguió escribiendo. Debido a su prestigio y temiendo un motín, los moros lo dejaron en libertad.

Emprendió de nuevo su actividad pastoral e incluso la hacía con los mismos musulmanes. Lo arrestaron otra vez y lo condenaron a muerte.

Celebraba la misa en el calabozo. Y los guardias aprovecharon ese momento para decapitarlo, de rodillas, ante el altar. Era el año 1300.

Sepultado en la catedral de Baeza, su sepulcro ganó celebridad por las gracias que el Señor concedía por su intercesión. Su culto inmemorial fue confirmado por la Iglesia en 1670 y su canonización se llevó a efecto en 1675 

domingo, 5 de diciembre de 2010

San Francisco Javier

Francisco Javier, Santo
Javier = "aquel que vive en casa nueva", es de origen eusquera (lengua autóctona hablada en el País Vasco).

Francisco de Jasu y Xavier (nacido en el castillo de Xavier, en España, en 1506), correspondiendo a las esperanzas de sus padres, se graduó en la famosa universidad de París. En estos años tuvo la fortuna de vivir codo a codo, compartiendo inclusive la habitación de la pensión, con Pedro Fabro, que será como él jesuita y luego beato, y con un extraño estudiante, ya bastante entrado en años para sentarse en los bancos de escuela, llamado Ignacio de Loyola.

Ignacio comprendió muy bien esa alma: “Un corazón tan grande y un alma tan noble” -le dijo- “no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que brilla eternamente”. El día de la Asunción de 1534, en la cripta de la iglesia de Montmartre, Francisco Javier, Ignacio de Loyola y otros cinco compañeros se consagraron a Dios haciendo voto de absoluta pobreza, y resolvieron ir a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera, poniéndose a la total dependencia del Papa.

Ordenados sacerdotes en Venecia y abandonada la perspectiva de la Tierra Santa, emprendieron camino hacia Roma, en donde Francisco colaboró con Ignacio en la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Sin embargo, fue a los 35 años de edad cuando comenzó su gran aventura misionera. Por invitación del rey de Portugal, fue escogido como misionero y delegado pontificio para las colonias portuguesas en las Indias Orientales. Goa fue el centro de su intensísima actividad misionera, que se irradió por un área tan vasta que hoy sería excepcional aun con los actuales medios de comunicación social: en diez años recorrió India, Malasia, las Molucas y las islas en estado todavía salvaje. “Si no encuentro una barca, iré nadando” decía Francisco, y luego comentaba: “Si en esas islas hubiera minas de oro, los cristianos se precipitarían allá. Pero no hay sino almas para salvar”.

Después de cuatro años de actividad misionera en estas islas, separado del mundo civilizado, se embarcó en una rústica barca hacia el Japón, en donde, entre dificultades inmensas, formó el primer centro de cristianos. Su celo no conocía descansos: desde Japón ya miraba hacia China. Se embarcó nuevamente, llegó a Singapur y estuvo a 150 kilómetros de Cantón, el gran puerto chino. En la isla de Shangchuan, en espera de una embarcación que lo llevara a China, cayó gravemente enfermo. Murió a orillas del mar el 3 de diciembre de 1552, a los 46 años de edad. 

Fue canonizado el 12 de marzo de 1622 junto con Ignacio de Loyola, Felipe Neri,Teresa de Jesús y el santo de Madrid, Isidro. ¡Buen grupo formado por cuarteto español y solista italiano!

Es patrono de las misiones en Oriente y comparte el patronato universal de las misiones católicas con Teresa de Lisieux.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Rafael Chylinski, Beato

Rafael Chylinski (en el siglo, Melchor), religioso profeso, franciscano conventual, sacerdote, nació de familia noble en Wisoczka (Poznan, Polonia) el 6 de enero de 1694.

Al terminar los estudios en el colegio de los jesuitas de Poznan, hizo durante tres años el servicio militar, llegando al grado de oficial. Luego ingresó en la Orden de los Franciscanos Conventuales de Cracovia, en la que quiso ser hermano laico.

Aceptado por voluntad de los superiores como clérigo, hizo un curso abreviado de filosofía y teología a causa de la peste (1708), que provocó la muerte del cincuenta por ciento de los frailes de la provincia conventual polaca. Recibió la ordenación sacerdotal en 1717.

Trabajó en diversas casas religiosas como confesor y predicador y se cuidó de los pobres. Sus predicaciones sencillas contrastaban con el estilo barroco vigente, y tenían gran eficacia pastoral. Pasaba horas enteras en el confesonario. Llevó una vida de mortificación y abnegación.

Murió el 2 de diciembre de 1741, a los 47 años, en Lagiewniki, cerca de Lódz, donde reposa su cuerpo.

Lo beatificó Juan Pablo II el 9 de junio de 1991, estableciendo que su fiesta se celebre el 2 de diciembre.
 

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Charles (Carlos de Jesús) de Foucauld, Beato

Hermano Carlos de Jesús) nace en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre 1858. Huérfano a los 6 años, creció con su hermana Maria, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar.

Adolescente, pierde la fe. Conocido por su gusto de la vida fácil él revela, no obstante una voluntad fuerte y constante en las dificultades. Emprende una peligrosa exploración a Marruecos (1883- 1884). El testimonio de fe de los Musulmanes despierta en él un cuestionamiento sobre Dios: «Dios mío, si existes, haz que te conozca ».

Regresando a Francia, le emociona mucho la acogida discreta y cariñosa de su familia profundamente cristiana, y comienza una búsqueda. Guiado por un sacerdote, el Padre Huvelin, él encuentra a Dios en octubre 1886.Tiene 28 años. «Enseguida que comprendí que existía un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que de vivir sólo para El».

Durante una peregrinación a Tierra Santa descubre su vocación: seguir Jesús en su vida de Nazareth. Pasa 7 años en la Trapa, primero N.S. de las Nieves, después Akbes, en Syria. Enseguida después, él vive solo en la oración y adoración cerca de las Clarisas de Nazareth.

Ordenado sacerdote a los 43 años (1901) parte al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggar. Quiere ir al encuentro de los más alejados, «los más olvidados y abandonados».Quiere que cada uno de los que lo visiten lo consideren como un hermano, «el hermano universal». El quiere «gritar el evangelio con toda su vida» en un gran respeto de la cultura y la fe de aquellos en medio de los cuales vive. «Yo quisiera ser lo bastante bueno para que ellos digan: “Si tal es el servidor, como entonces será el Maestro...”?».

En el atardecer del 1° de Diciembre 1916, fue matado por una banda que rodeó la casa.

Siempre soñó compartir su vocación con otros: después de haber escrito varia reglas religiosas; pensó que esta «vida de Nazareth» podía ser vivida en todas partes y por todos. Actualmente la «familia espiritual de Charles de Foucauld» comprende varias asociaciones de fieles, comunidades religiosas e institutos seculares de laicos y sacerdotes.

Fue beatificado por Benedicto XVI el 13 de Noviembre de 2005 en la Basílica de San Pedro en Roma.

Testimonio de vida...

Queridos alumnos:

Desde el primer día de diciembre nuestra reflexión tiene como objetivo reflexionar, sobre el testimonio de vida. Es por ello, que creo conveniente que día con día reflexionemos sobre la vida de uno de los santos. Ya que ellos son los que nos han mostrado con su vida; como es posible vivir cerca de Dios aún apesar de las diferentes dificultades de la vida. Espero que al leer a cada uno de ellos, podamos imitar sus ejemplos de vida y así un día por medio de asumir un proyecto de conversión personal, podamos aspirar a la santidad, que no es otra cosa, que vivir en al felicidad de los hijos de Dios. Aprovecho para enviarles una felicitación por ser fieles seguidores del Blog y al mismo tiempo espero que el Adviento nos sirva para limpiar, ordenar y adornar nuestra vida y la de los que nos rodean. Un fuerte abrazo para cada uno de ustedes.

Cordialmente.


Lic. Carlos Luna Marroquín.
Coordinador de Pastoral

lunes, 22 de noviembre de 2010

Imagen y semejanza de Dios

El cristianismo ha recogido los valores culturales de una cosmovisión realista-objetiva. Los ha completado con la revelación de que el hombre es imagen y semejanza de Dios. En esto, en última instancia, radica la auténtica y más profunda dignidad del hombre: en vivir de conformidad con su carácter de “imagen y semejanza de Dios”. Contamos para ello con un ejemplo y guía de lo que es realizar tal imagen y semejanza; ese ejemplo es Jesucristo. Imitar a Cristo significa vivir según la caridad lo cual conlleva vivir en el amor, llegando hasta la propia negación de sí en pos de los demás, por amor a Dios. A esto se reduce la “tensión” que referíamos más atrás y el desafío a que nos enfrenta la vida: o pretender realizarnos humanamente, pero al margen de Dios, o forjar un nuevo humanismo a imitación de Cristo: el nuevo hombre en Cristo resucitado.

viernes, 19 de noviembre de 2010

“Conócete a ti mismo”

Esta conocida frase de origen griego se completaba diciendo: “y sé lo que eres”. Así, se sintetiza toda una antropología y una ética forjada en una cosmovisión realista y objetiva. El hombre posee una naturaleza que dada, que debe reconocer, respetar y realizar: es un ser dotado de inteligencia y voluntad y un ser libre. En razón de su inteligencia está llamado a conocer la verdad y en razón de su voluntad está llamado a amar el bien. Existe un impulso natural en el hombre que le mueve a todo aquello que le perfecciona. El destino y dignidad del hombre radica en la vida virtuosa, único medio para lograr una adecuada “apropiación” de la condición humana. Prudencia, justicia, fortaleza y templanza; he aquí, las virtudes a cultivar en cada uno de nosotros. En el campo de lo social: especialmente la justicia y la solidaridad.

Individualismo y pragmatismo

También la “cosificación” puede obrar en el individuo con respecto a sí mismo; en un marco hedonista, la dignidad humana queda ceñida al ámbito del cuerpo y las necesidades y apetitos corporales. La primacía de la autorrealización y del propio placer, convalida, asimismo, la legitimación de todo medio destinado a su consecución y el rechazo de todo lo que se le opone; es común en esta visión, el desprecio por todo dolor y sufrimiento, y el rechazo o subvaloración del hombre débil o doliente. La “aprobación” cultural del aborto y su convalidación legal; la eutanasia, la difusión de los supuestos “derechos reproductivos” como expresión de una sexualidad individualista, la indiferencia frente al anciano o al minusválido, son ejemplos de esta actitud.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

“Cosificación” del hombre: El “Hombre-instrumento”

Es la reducción de la condición humana a mera “cosa” lo cual se manifiesta de distintas maneras: la explotación del hombre con fines económicos, la exclusión, la dominación política, el racismo, etc. Inherente a esta “cosificación” es una cultura en donde lenguaje, arte, política, economía, y demás expresiones del quehacer cultural del hombre se convierten en estrategias de dominación con fines egoístas.

martes, 16 de noviembre de 2010

“Objetivismo antropológico” vs. “Subjetivismo antropológico”

Consideramos que, en general, el hombre de todos los tiempos se debate en una “tensión” que consiste o bien en vivir conforme a su naturaleza, entendida como algo “dado”, objetivo, que debe reconocer y respetar o, rechazando la idea de una naturaleza “dada”, vivir conforme a su libertad entendida como un “poder” al margen de todo orden más allá del de su voluntad y conciencia. En el primer caso, el hombre se aboca a la tarea de “humanizar” al mundo y a sí mismo, mediante la “creación” de una cultura respetuosa de las leyes de la naturaleza de las cosas y de sí mismo; esta posición se sustenta en un realismo objetivo metafísico y antropológico. En el segundo caso, la humanización se presenta como la tarea del hombre de “crear” la misma condición humana e imponer su “poder” en las cosas a través de la cultura; se trata de un subjetivismo antropológico que suele conllevar la negación de toda metafísica realista-objetiva. En los últimos siglos ha prevalecido la posición subjetivista. Importa destacar algunos de sus aspectos y sus consecuencias.

Dignidad y naturaleza del hombre

 “Dignidad” refiere a la “cualidad de digno” que una cosa o persona posee. “Digno”, se dice de aquel que es merecedor de lo que le es proporcionado a su mérito o condición. En este sentido, la dignidad humana señala la característica inherente al hombre de ser acreedor de todo aquello que le corresponde por ser hombre. Por tanto, para responder a la cuestión sobre la dignidad del hombre deberemos preguntarnos acerca de su naturaleza esencial.

El hombre: Su dignidad y su trascendencia

En gran medida nuestra civilización contemporánea tergiversa o ignora la dignidad de la persona humana. Vivimos una época de contrastes: Frente a los avances científicos y tecnológicos y las mejores condiciones sociales que se ofrecen en el presente, hay una gran falta de equidad en la distribución de los bienes y oportunidades; frente a un mundo hiper-comunicado a través de los mass-media e Internet, el indiferentismo egoísta y el individualismo parecen guiar buena parte de las relaciones humanas; la riqueza y posibilidades materiales han aumentado en forma geométrica en los últimos decenios pero la brecha entre ricos y pobres es cada vez más grande. La ciencia devela el patrimonio genético de la especie humana, pero en aras de la civilización y el progreso, no se duda en manipular el embrión humano, rechazando su dignidad; la idea de “crear” un hombre ‘a medida’, se torna cada vez más factible. Todo esto nos interpela y obliga a reflexionar sobre el hombre, su dignidad y trascendencia.

viernes, 22 de octubre de 2010

Libertad y autocontrol

La libertad no consiste en seguir ciegamente nuestros impulsos, sino en el autodominio. Podríamos pensar que somos libres cuando en realidad seríamos esclavos de las cosas: de nuestros apetitos, de nuestras pasiones, de la opinión pública, de las modas, del qué dirán. San Pedro, cuando escribía a los primeros cristianos, acusó la contradicción de algunos que proclamaban ser libres porque se abandonaban a los deseos carnales: «Ellos pueden prometer libertad, pero no son más que esclavos de la corrupción; porque si alguno se deja dominar por algo, se hace esclavo de ello» (2 Pe. 2, 19). La esclavitud de la carne es sólo un tipo de servilismo; la esclavitud de la voluntad es todavía peor.
Ser libre es como estar en buena forma. Cualquier persona tiene libertad para escalar el monte Everest, pero muchos son incapaces de hacerlo porque están fuera de forma. No hay ninguna restricción externa en este caso, pero hay una interna. Como hemos dicho, la libertad es algo más que el simple deseo; es la fuerza para realizar lo que deseamos. Si quiero dejar de fumar, pero no puedo porque me falta fuerza de voluntad, no soy libre. Mi voluntad está fuera de forma.
La libertad humana es libertad de toda la persona, no de alguna de sus partes. Para que un esposo posea la libertad de ser fiel, debe poder controlar sus pasiones. Sin este autocontrol no hay libertad. Imagínate el caso de un piloto de Fórmula 1. Es libre de manejar sólo si tiene un dominio completo sobre su vehículo. Debe ser capaz de frenar, de acelerar, de girar en un momento dado. Todas estas maniobras exigen un estricto control sobre el volante, el acelerador, la caja de velocidades, el freno, etc., y son necesarias para conducir con libertad un Fórmula 1.
Si voy a esquiar, afilo las orillas de mis esquís. Ya no serán libres de ir hacia adelante y hacia atrás, pero yo lo seré para girar y para detenerme. Controlar y dirigir las partes en una dirección es necesario para que el todo sea libre.
No somos libres porque no hay quien nos detenga sino porque, con la gracia de Dios, somos capaces de alcanzar nuestro verdadero fin y destino como hijos de Dios. Si la libertad consistiese en dar rienda suelta a nuestras pasiones más bajas y a nuestros instintos, los animales serían más libres que los hombres. Ellos no se sienten inhibidos por la razón o por la conciencia. Su ley es el instinto y los reflejos.
La verdadera libertad es la capacidad para dirigir nuestros sentimientos, pasiones, tendencias, emociones, deseos y temores bajo el gobierno de nuestra razón y voluntad. Así entendida, la libertad requiere que cada uno sea de verdad señor de sí mismo, decidido a luchar y vencer las diferentes formas de egoísmo e individualismo que amenazan su madurez como persona. Las personas verdaderamente libres son abiertas, generosas en su dedicación y servicio a los demás.

jueves, 21 de octubre de 2010

Libertad y Límite

A pesar de nuestra grandeza por llevar el sello de la imagen y semejanza de Dios, somos limitados. Desentrañamos progresivamente los secretos de la naturaleza y aprendemos cómo sacar provecho de las fuerzas del cosmos, y, sin embargo, ¡cuánto queda aún fuera de nuestro control! La libertad humana no es infinita o absoluta. Tenemos que trabajar juntamente con nuestra naturaleza. Esta limitación fundamental de la existencia humana se manifiesta en cuatro dimensiones:
-Limitaciones lógicas: Hay ciertas cosas que no podemos hacer simplemente porque no se pueden hacer. Esto no se debe a la flaqueza del hombre, sino a la realidad misma de las cosas. No puedes construir, diseñar, ni siquiera concebir, un círculo cuadrado; es una imposibilidad lógica. Tampoco puedes componer un soneto clásico en cinco líneas. Estas limitaciones se dan, pues, en toda situación que es intrínsecamente contradictoria.
-Limitaciones físicas: Podemos hacer muchas cosas, pero siempre dentro de las posibilidades de nuestra naturaleza. Ella no consiente que tú y yo salgamos volando por la ventana sin necesidad de instrumento alguno, ni tampoco que alcancemos una edad de 529 años, o que aumentemos nuestra estatura unos 10 centímetros después de los 20 años. Las leyes físicas y biológicas no dependen de nuestra voluntad, y nos señalan con claridad un límite real.
-Limitaciones intelectuales: Ninguna persona humana es omnisciente. Por cada segmento de información que logramos asimilar, hay una cantidad infinita de datos que se nos escapan. Como dijo un filósofo: «Cuanto más sé, más me doy cuenta de lo poco que sé». Nuestro conocimiento de las cosas jamás es completo.
-Limitaciones morales: En sentido propio, esta limitación se refiere a nuestra incapacidad para escoger siempre el bien, si no es con la ayuda de una gracia sobrenatural. En un sentido secundario, quiere decir que estamos sujetos a la ley moral, y no por encima de ella. Somos libres para optar por el bien o por el mal, pero no podemos dictaminar según nuestro capricho que algo sea bueno o malo. Somos libres para robar, pero no podemos convertir el robo en un acto de virtud por pura fuerza de voluntad. Seguirá siendo un acto malo, sea que lo reconozcamos o no. El bien y el mal no son invención del hombre. La moralidad corresponde al bien y al mal objetivos. De nosotros depende solamente el adherirnos a uno o a otro.
La presencia de restricciones es una condición indispensable para el ejercicio de la libertad. Soy libre para jugar béisbol en la medida en que existen unos límites que constriñen mi libertad, es decir, unas reglas que debo seguir. Si pudiera poner un número variable de jugadores en el campo, por ejemplo, 34, en lugar de nueve, se arruinaría el juego; ya no sería libre para jugar béisbol. Sería, además, ridículo ir cambiando las reglas a lo largo del partido.
La libertad sin restricciones es como un cuerpo sin esqueleto o como una compañía que no acaba de decidir si su objetivo es hacer dinero o perderlo. Todo carece de sentido cuando no hay una estructura, unos objetivos claros o una dirección. La libertad necesita unos límites, como todo río necesita sus riberas, o todo rifle su cañón.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Libertad Y Responsabilidad



La libertad lleva consigo algunos corolarios un tanto olvidados. Para empezar, consideremos el dúo formado por la libertad y la responsabilidad. Para la mente actual, parecen contradictorios; y, sin embargo, están íntimamente unidos. No son dos realidades separadas, sino dos aspectos de la mismísima realidad. Como una madre y su bebé, no se encuentran nunca separados. Nadie puede decir: «Me gustaría ser madre, ¡pero sin niños!». Es una imposibilidad lógica. Algo parecido ocurre aquí: no puede haber libertad sin responsabilidad -ni responsabilidad sin libertad. Viktor Frankl remarcó una vez que la excelente obra iniciada con la Estatua de la Libertad en Nueva York debía ser completada con la Estatua de la Responsabilidad en Los Ángeles.
Una acción libre equivale a una acción responsable. El mérito o la culpa, fruto de nuestras acciones, recae directamente sobre nuestros hombros. De modo semejante, no hay responsabilidad allí donde no hay libertad. No se nos ocurre castigar un árbol porque no se quitó del camino cuando nos fuimos a estrellar contra él. Reconocemos que el árbol no tiene ninguna responsabilidad, porque no es libre. La responsabilidad presupone el poder para hacer algo. Sólo podré ser responsable de una acción cuando ésta sea verdaderamente mía.
Ser responsable significa «responder», «rendir cuenta» de nuestras acciones a alguien con quien estamos comprometidos, al menos implícitamente (Dios, otras personas, nuestra propia conciencia). Responsabilidad significa también asumir las consecuencias de nuestras acciones. A veces nos gustaría poder separar los dos elementos: disfrutar los beneficios de la libertad sin tener que cargar con las consecuencias de la responsabilidad. Esta es una de las razones por las que mucha gente se rebela contra la autoridad, por las que los adolescentes se quieren independizar de sus padres, por las que algunos psicólogos inventan métodos para tratar de acallar la persistente voz de la conciencia. Sin embargo, el divorcio entre la libertad y la responsabilidad destruye la libertad misma. La libertad sin responsabilidad no es libertad sino licencia. El que es libre es verdaderamente dueño de sus acciones; y el que es dueño de sus acciones es verdaderamente responsable.

Libertad para actuar



La verdadera liberación consiste en algo más que quitar los escombros de nuestra pista vital o romper las cadenas que nos mantienen cautivos. Si descombramos la pista es para iniciar el despegue. Si desencadenamos a alguien es para que pueda vivir su vida y realizar sus sueños. Lo que pretendemos al librarnos de las constricciones es gozar de la libertad para actuar. La libertad invita a la actividad, a la consecución de una meta. Si tengo libre el viernes por la noche... implica que tengo libertad para hacer algo -se sobreentiende que queremos hacer algo.
La libertad exige compromiso, realización. Si tengo un par de horas libres el viernes por la noche pero no hago nada, me parezco a esas gallinas acurrucadas en el gallinero, esperando algo que empollar. Queriendo aprovechar el tiempo, más bien pensaría: Por fin tengo un par de horas libres, así es que puedo... seguir armando aquel modelo de aeroplano, terminar de leer «El Quijote de la Mancha», escribir a la tía Sara. El dinamismo de la libertad se concreta en una decisión y en una actividad, las cuales se contraponen a la indecisión y a la pasividad. La libertad es libertad sólo cuando se aprovecha para hacer algo, cuando se ejercita.
En este nivel, lo contrario de la libertad es la pasividad y la falta de compromiso. En nuestros días se ha difundido el miedo al compromiso. Muchos deciden «no decidir», porque tienen miedo de optar equivocadamente. Esas personas se aprisionan voluntariamente en la cárcel de su propia inseguridad y temor al futuro. Por querer dejar abiertas todas las opciones, ellas mismas cierran las puertas de su plena realización como personas. Pretenden comer el pastel y conservarlo a toda costa, sin sacrificar ninguna de estas dos opciones. Podría formularse en estos términos el silogismo que respalda la moderna postura del no-compromiso:
1. Lo más importante es ser libre.
2. Si ejercito mi libertad (y me comprometo), limito mis opciones y disminuye mi libertad.
3. Por tanto, no me comprometeré.
La libertad humana no consiste en la ausencia de compromisos, sino en la capacidad para comprometerse y perseverar en ese compromiso. Nos realizamos cuando nos comprometemos libremente como personas y vivimos coherentemente los compromisos que hemos asumido. ¿Acaso una mujer ha perdido su libertad porque ahora tiene cuatro hijos? ¿Acaso ha encontrado un hombre la llave de la libertad perpetua porque a los 43 años sigue sin graduarse del bachillerato y sin buscar trabajo? Obviamente no. Como veremos, el hecho de desconectarnos de los demás, de evitar las ataduras del amor, de las amistades y de la responsabilidad, no es el camino para lograr nuestra realización personal. Es precisamente en la donación de nosotros mismos donde se realiza y completa nuestro potencial como seres humanos.

lunes, 18 de octubre de 2010

libertad de eleccion

Tú eres el autor de tus acciones. Cuando vas al supermercado o hablas con tu vecino o visitas a un amigo en el hospital, estás ejercitando tu libertad en una serie de actos conscientes. Ahora mismo tú y yo estamos escribiendo nuestra propia historia. Esta dimensión de la libertad es la posibilidad, que se opone a la necesidad. La necesidad es aquello que no podría ser de otro modo. Los actos humanos jamás están sujetos a la necesidad, porque cada acto verdaderamente humano es libre. Las personas son libres. Las cosas son necesarias. Bajo esta luz, la libertad consiste en el dominio que ejerce una persona sobre sus acciones.
Nuestra libertad abarca también la realización de un proyecto vital. Cada uno elige libremente lo que quiere ser en la vida. Una persona honesta es honesta por elección, no por obligación. Nos estamos refiriendo aquí a la auto-determinación, que es contraria al determinismo. Hoy día, como en el pasado, algunos sostienen que el ser humano se encuentra inexorablemente determinado por factores externos a su voluntad. Los que profesan el determinismo biológico señalan que nuestras decisiones están inscritas anticipadamente en nuestro código genético. Otros hablan de condicionamientos culturales y sociales, que determinan nuestra forma de pensar y de escoger.
Hay que reconocer que estas posiciones tienen una pequeña dosis de verdad. Hay factores biológicos y sociales que influyen hasta cierto punto en nosotros. Pero esto no quiere decir que supriman nuestra libertad; aunque haya influencias externas, nuestras decisiones son nuestras. Resulta más cómodo culpar a otro de nuestras caídas, pero en el fondo sabemos que la responsabilidad es nuestra. Por esta misma razón, nuestras buenas acciones merecen recompensa, pues las realizamos libremente, aunque tengamos posibilidad de obrar diversamente.
La libertad es algo más que un deseo. Es la capacidad para realizar ese deseo. Podrías querer, tal vez, no morir jamás, o tener dos metros de estatura, pero no podrás optar por esto porque no tienes el poder para realizarlo. Sólo podemos escoger aquellas cosas cuya realización está dentro de nuestras posibilidades.

domingo, 17 de octubre de 2010

Libertad de construcción...

La libertad se aplica en este caso al hecho de estar libre de impedimentos o de interferencias externas para hacer algo. Es la acepción de libertad que más se emplea. Es la autonomía, en contraposición con el control externo. Un adolescente ansía que sus padres le dejen un amplio espacio de libertad. Las industrias tratan de librarse de las restricciones del gobierno. El preso de la cárcel sueña en el día en que por fin podrá saborear una vez más la libertad. La libertad, aunque es un bien en sí misma, puede ser mal empleada. Cuando una persona pretende liberarse de toda responsabilidad y compromiso, comete un grave error, pues está tratando de evitar un ingrediente necesario para su realización como ser humano.

Otro peligro de este aspecto de la libertad es la posibilidad de ser manipulados: pensando que somos nosotros los que decidimos, en realidad es otro el que decide en lugar nuestro. Podríamos preguntar si la gente de hoy goza de mayor libertad que la del pasado. Es cierto que hoy tiene más capacidad para moverse; cuenta con modernos medios de comunicación instantánea y de procesamiento de información. Posee, además, un dominio más amplio sobre el medio ambiente y es capaz de ejecutar tareas que las personas de unas décadas atrás ni siquiera hubieran imaginado.

Sin embargo, en su vida personal, mucha gente se encuentra hoy confundida, insegura, incapaz de pensar por sí misma y de escapar del ruido, del bombardeo de imágenes y de sutiles mensajes generados por la sociedad y, especialmente, por los mass-media. Sus principios se ven atacados y encuentran poco apoyo cuando tratan de vivir coherentemente como seres humanos. En consecuencia, muchas de sus acciones, opciones y preferencias son determinadas por la moda, la opinión pública y las tendencias políticas. Esta manipulación se lleva a cabo con frecuencia impactando directamente nuestras emociones y evadiendo el proceso ordinario de una elección racional.Para asegurar nuestra libertad, debemos defender nuestra independencia de estas presiones externas.

martes, 12 de octubre de 2010

La libertad incluye mi libertad

La libertad Incluye mi libertad de decidir dónde quiero estar en cada momento. La libertad es ser quien soy y no lo que los demás esperan que sea. Libertad es pensar lo que pienso y no necesariamente lo que esperan que piense. En las relaciones personales, mi libertad termina donde empieza el derecho del otro. Libertad es correr los riesgos que yo decida correr, estando dispuesto a afrontar los costos de dicho riesgo. Libertad es salir al mundo a buscar lo que creo que necesito, en lugar de vivir esperando que los demás me den el permiso para conseguirlo...

Libertad de pensar, de sentir, de expresarnos, libertad de elegir. Tenemos el don y el derecho a la libertad...
A veces no podemos elegir lo que nos pasa, pero podemos elegir qué hacemos con lo que nos pasa. La sensación de libertad, como cualquier otra, es intransferible, pero te invito a que respires hondo... todo el aire está para ti... mira el cielo...enorme, imponente...todo para ti.. eres libre...

Se siente distinto cuando tomamos conciencia de que todo lo que nos pasa es el fruto de nuestras elecciones...

Una sociedad sana se construye sobre el cimiento de la libertad.

Una sociedad sana se construye sobre el cimiento de la libertad. Pero luego hay que aportar materiales que no dejen a la intemperie la dignidad del hombre; soluciones que no dejen abierta esa casa de todos a los vientos del egoísmo, de la injusticia o de la degradación. Porque aunque se edifique con toda libertad, si no se respetan los principios arquitectónicos fundamentales, la casa puede acabar hundiéndose hasta los cimientos.
 
Cuando la libertad humana se ha querido absolutizar, faltándole un fundamento trascendente, la libertad se ha tomado a sí misma como objeto: se ha convertido en una libertad vacía, libertad de la libertad, ley para sí misma, porque es libertad sin otra ley que no sea la explosión de los instintos o la tiranía de la razón absoluta, que viene a ser el capricho del tirano.

jueves, 7 de octubre de 2010

La libertad consiste en el auténtico amor...

Si la más profunda raíz de la libertad consiste en el auténtico amor, en aceptar el propio ser tal cual es por naturaleza, la raíz de la verdadera libertad consiste en asumir consciente y espontáneamente la ley natural.
 
La libertad sólo es libertad para la práctica del bien, de la verdad, de la justicia y de la belleza. Las leyes permisivas contra natura coartan la auténtica libertad, fomentan la depravación del hombre... Una libertad anárquica no es libertad. Libertad no es capricho, ni instinto, ni fuerza bruta. Una libertad no cimentada en la ley natural se destruye a sí misma, es utópica, quimérica y vaporosa, es libertinaje y anarquía. Toda libertad que se precie de tal tiene que auspiciar la defensa de la ley natural, fomentar valores éticos, humanos, morales, religiosos; primero en la persona, para enraizarla, y luego por contagio a la familia, ayudando al pleno desarrollo, unión, madurez integral de la misma. Esta libertad tiene que promover y apoyar toda libertad que contribuya a este fin, al desarrollo de la propia virtud, y por ende, de la sociedad.
 
La dignidad del hombre exige que viva en libertad. Por eso todo sistema político que garantice mejor la libertad será un factor de progreso. Pero si ese sistema no respeta los valores morales propios de la dignidad de la persona, la misma libertad queda frustrada, malgastada. Pues el sistema político no es un valor en sí mismo, sino un marco para que el hombre viva de acuerdo con su dignidad.

miércoles, 6 de octubre de 2010

La libertad es volar...

Vienen a nuestra memoria unas lúcidas palabras del Premio Novel doctor Heisemberg: “La libertad de volar consiste en el conocimiento de las leyes de la aerodinámica. De igual modo, la libertad en las decisiones de la vida sólo es posible por la adhesión a normas éticas, y quien pretenda despreciarlas, como si fuesen una coacción, pondría sólo desenfreno en lugar de libertad”. Nos atreveríamos a decir, por nuestra parte, que la verdadera libertad consiste de modo radical en asumir conscientemente el propio ser, tal como se nos es dado. Consiste sencillamente en amarlo; es entonces cuando la ley natural (es expresión de la dignidad y del valor de la persona humana, que se manifiesta tal cual es a través de ella) se asume espontáneamente, sin violencias, con libertad.

No es falta de libertad que el hombre acepte su ser tal cual es. Quien, en aras de la libertad, pretendiese andar sobre las aguas no conseguiría otra cosa que ahogarse. Si esto ocurre en el orden físico, lo mismo sucede en el orden moral. Cuando se incumple la ley natural, los efectos no son tan aparentes como cuando se incumplen las leyes físicas, pero no son menos destructores. Equivale a no alcanzar el desarrollo personal, a envilecerse y degradarse.
 
Si la más profunda raíz de la libertad consiste en el auténtico amor, en aceptar el propio ser tal cual es por naturaleza, la raíz de la verdadera libertad consiste en asumir consciente y espontáneamente la ley natural.

martes, 5 de octubre de 2010

La libertad es...

La esencia de la verdadera libertad no está en elgir  un contenido contrario al fin  del hombre, sino en una decisión propia, personal, por la que el hombre busca en todas las cosas de su vida a Dios; una decisión por la que el hombre libremente se adhiere a Dios y así realiza su ser en la plenitud a la que Dios le llama.

"El hombre no puede ser auténticamente libre ni promover la verdadera libertad, si no reconoce y no vive la trascendencia de su ser por encima del mundo y su relación con Dios, pues la libertad es siempre la del hombre creado a imagen de su Creador".

lunes, 4 de octubre de 2010

La libertad humana es...

 Definiciones posibles:

1. Libertad es la capacidad que tiene el hombre de autodeterminarse;
2. Libertad es la capacidad interior de la persona, mediante la cual la voluntad puede optar entre querer o no querer, determinarse por distintas posibilidades o decidirse por su contrario.

jueves, 23 de septiembre de 2010

El mal caracter hace daño

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. 

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. 

Descubrió que era más fácil controlar su carácter durante todo el día. 

Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. 

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves". 

Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero el modo cómo se lo digas lo devastará y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como la ofensa física. Una persona bondadosa sabe y reconoce que sus acciones y palabras pueden perjudicar a otro es por eso que tiene en cuenta los sentimientos del otro.